Evita el fracaso o muere en el intento

 ¿Alguna vez notaste que los latinoamericanos estamos programados para tenerle pánico al fracaso?

De pequeños nos presentaron el fracaso como un monstruo voraz y siniestro que hay que evitar a toda costa porque si nos logra atrapar, va a sodomizarnos y a obligarnos a ser su perra por el resto de nuestros días ¡amén!

Pasamos nuestra vida escolar esquivando miradas cuando piden voluntarios porque "si no sabes, no te metas, no seas sapo", y aprendemos a quedarnos callados cuando no estamos seguros de la respuesta, porque es mejor callar que afrontar el juicio y la burla de otros que tampoco se atrevieron.

Y así seguimos creciendo y seguimos esquivando. Evitamos hablarle a esa persona que nos gusta porque a lo mejor no le gustamos igual, y es mejor un amor platónico que una desilución real. Preferimos conservar ese trabajo horrible que nos marchita el alma porque siempre es mejor malo conocido que bueno por conocer, y a lo mejor si renunciamos no conseguimos trabajo rápido, o el próximo trabajo seguro que es peor. Y aplazamos ese viaje, ese proyecto, esa gran idea que un día tuvimos porque qué tal si la idea no era tan buena, o el proyecto no despega, o nos enfermamos en el viaje y perdemos lo de los pasajes y nos toca pasar todo el rato en el baño de un hotel cagando.

Y un día hacemos la suma de todos los fracasos que esquivamos gracias a nuestra genial estrategia de no intentarlo a toda costa. Y los comparamos con las experiencias y las alegrias que nuestra zona de comfort nos ha brindado, y nos damos cuenta de que los números no dan y que nos estamos debiendo.

Y nos deprimimos, porque de tanto esquivar fracasos nos convertimos en el Avatar de eso mismo que juramos evitar desde siempre, y es lógico deprimirse porque ser un fracasado deprime mal.

¿Lo notaste? ¿No? No pasa nada, seguro que es impresion mía.

Comentarios

Entradas populares